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| Visión |
João Cruzué
1. Xerox, a través de su centro de investigación PARC (Palo Alto Research Center), desarrolló en la década de 1970 tecnologías revolucionarias como la interfaz gráfica con ventanas, el ratón, la metáfora del escritorio y la computación personal en red. En aquel momento, la alta dirección de Xerox, centrada en el negocio tradicional de las fotocopiadoras, consideró que tales innovaciones tenían poca relevancia comercial y no estructuró una estrategia agresiva de patentamiento ni de explotación de mercado.
Apple, liderada por Steve Jobs, tuvo acceso a esas tecnologías e incorporó la GUI en el Lisa y, posteriormente, en el Macintosh, redefiniendo la industria de las computadoras personales. Microsoft siguió el mismo camino con Windows, convirtiéndose en una de las empresas más valiosas del planeta. Xerox, aunque pionera, perdió la oportunidad de convertirse en un gigante de la computación personal, mientras que Apple y Microsoft construyeron imperios multimillonarios sobre conceptos que Xerox consideró periféricos.
2. Bell Labs, de AT&T, creó UNIX a finales de la década de 1960, un sistema operativo altamente robusto, modular y portátil. Por restricciones regulatorias y una visión estratégica limitada, AT&T licenció UNIX a precios simbólicos para universidades y centros de investigación, sin percibir su potencial comercial global y de largo plazo.
Décadas después, UNIX se convirtió en la base de innumerables sistemas operativos, incluidos Linux, BSD, Solaris y, de forma indirecta, macOS y Android. Empresas como Red Hat, IBM, Google y Apple construyeron modelos de negocio multimillonarios sobre esta arquitectura. AT&T, por su parte, no capitalizó el valor estratégico de UNIX y perdió protagonismo en uno de los pilares de la economía digital.
3. Kodak inventó la primera cámara digital funcional en 1975, desarrollada por uno de sus propios ingenieros. Sin embargo, la empresa optó por no explotar la tecnología, temiendo que canibalizara su altamente rentable mercado de películas fotográficas y revelado químico. La patente fue subutilizada y la innovación quedó archivada durante décadas.
Empresas como Sony, Canon, Nikon y, posteriormente, los fabricantes de smartphones, dominaron el mercado de la imagen digital, creando cadenas productivas multimillonarias. Kodak, atrapada en un modelo de negocio obsoleto, entró en colapso financiero y se declaró en quiebra en 2012. El caso se convirtió en uno de los ejemplos más clásicos de miopía estratégica y fallo de gobernanza de la innovación.
4. Nokia, líder absoluto en telefonía móvil a comienzos de los años 2000, poseía tecnologías avanzadas en movilidad, diseño de hardware y comunicación inalámbrica. Sin embargo, subestimó el valor estratégico del ecosistema de software, especialmente de los sistemas operativos modernos y las plataformas de aplicaciones, tratándolos como accesorios y no como el núcleo del negocio.
Con el ascenso de iOS (Apple) y Android (Google), ambos fuertemente protegidos por patentes e integrados en ecosistemas digitales, Nokia perdió rápidamente relevancia. Android, en particular, se convirtió en la base del mayor sistema operativo móvil del mundo, generando ingresos multimillonarios indirectos para Google. Nokia, a pesar de su base tecnológica, terminó vendiendo su división de teléfonos móviles y perdiendo protagonismo global.
5. IBM, al lanzar su computadora personal en 1981, decidió no proteger rígidamente la arquitectura del PC, adoptando componentes de terceros y permitiendo compatibilidad abierta. La empresa consideraba el PC un producto secundario frente a sus grandes sistemas corporativos y mainframes, sin anticipar la explosión del mercado de computadoras personales.
Esta decisión permitió que empresas como Microsoft (con MS-DOS y luego Windows) y fabricantes de clones como Compaq, Dell y HP dominaran el mercado. Microsoft, en especial, transformó el licenciamiento de software en uno de los modelos más lucrativos de la historia, alcanzando valoraciones de billones de dólares. IBM siguió siendo relevante en otros segmentos, pero renunció al mayor ciclo de riqueza jamás generado en la industria de la tecnología personal.
Así, estos cinco casos revelan un patrón recurrente: el error no fue técnico, sino estratégico. Las empresas pioneras poseían conocimiento, patentes y capital humano, pero fracasaron en comprender el valor futuro de la innovación y en alinear gobernanza, visión de largo plazo y modelo de negocio.
Ahora que has llegado hasta aquí, contextualizaré este asunto comercial con la dimensión espiritual. El error de estrategia que cometió condenó a su familia a una vida de perdedores. Tal vez esto pueda sucederte a ti en el futuro —lector—, frente a un asunto espiritual abstracto hoy que se volverá concreto mañana. ¿Has oído hablar del Reino de Dios? Pues bien, en el sexto y último error de estrategia comenzarás a entenderlo.
6. Esaú es un personaje bíblico. Fue protagonista del mayor clásico de miopía estratégica registrado en la Biblia Sagrada. Esaú era primogénito de su familia y, en aquel tiempo, como tal, poseía derechos espirituales, jurídicos y económicos: liderazgo familiar, herencia doble y participación directa en la línea de la promesa.
Sin embargo, movido por una necesidad inmediata y racional, vendió su primogenitura por un plato de comida porque tenía mucha hambre. Con esta actitud demostró que consideraba despreciable y sin valor un activo que tenía valor eterno. Las Escrituras destacan que él “despreció la primogenitura”, revelando no ignorancia, sino un desdén consciente por el futuro. Y ese futuro era una bendición espiritual que repercutiría en el mundo material.
Así, la forma en que entiendas hoy el Reino de Dios, ya sea como algo despreciable y una pura pérdida de tiempo o como algo de gran valor, pesará en la balanza de Dios que mide tu futuro.
El Nuevo Testamento bíblico interpreta este episodio como una advertencia severa: Esaú perdió algo irrecuperable y, aunque se arrepintió de lo que hizo, ya era demasiado tarde.
Para concluir, por hoy no definiré aquí qué es el Reino de Dios. Una investigación básica bastaría. Pero dejaré un apoyo: “El reino de los cielos es también semejante a un comerciante que busca buenas perlas; y habiendo hallado una perla de gran valor, vendió todo lo que tenía y la compró”.
El Reino de Dios es la mejor inversión para toda una vida. Un legado para las generaciones de tu familia.
SP – 13/12/2025

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