lunes, 23 de junio de 2008

Iglesia Metodista Cubana X Proyecto de Orientación sexual


DECLARACION OFICIAL
DE LA IGLESIA METODISTA EN CUBA A:
ORGANISMOS DEL GOBIERNO Y PUEBLO DE CUBA.

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Templo Metodista en Cuba

"La Junta Consultiva, como órgano representativo y autoridad legislativa de la Iglesia Metodista en Cuba, ha acordado por unanimidad declarar oficialmente su inconformidad con la campaña de promoción desplegada por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y otros organismos en relación con:

• Un proyecto de reforma del Código de Familia, con la introducción o modificación de artículos sobre una libre orientación sexual e identidad de género.

• La aprobación
de cirugías transexuales, con el respectivo asentamiento ante el registro de identidad.

• Una propuesta
legislativa que oficialice los derechos patrimoniales, hereditarios, inherentes a la vivienda y de adopción por parte de parejas del mismo sexo.

• La implementación
médica y legal del servicio de reproducción asistida para las parejas homosexuales.

Como pueblo Metodista, formado por 256 Iglesias, 700 misiones, 22 500 miembros y una comunidad de más de 50 000 congregantes, no podemos dejar de expresar nuestra preocupación ante la posible legalización de tales prácticas, las cuales no son compatibles con los principios cristianos. No nos impulsa la homofobia; nos mueve el amor al prójimo, como distintivo esencial de nuestra creencia en la Gracia Preveniente y en el poder del Espíritu Santo, que no excluye a ninguna persona y es suficiente para alcanzar y regenerar a todo ser humano, a pesar de su condición ética, moral y espiritual.

No cabe duda que el tema de la homosexualidad es uno de los asuntos más debatidos en nuestros días. Variadas son las opiniones que se vierten al respecto y diversos los criterios que se presentan para defender alguna de las dos posiciones, los que están a favor o en contra de tal práctica. El origen de esta forma de actuar es muy difícil de definir, pues se remonta a épocas tempranas de la historia de la humanidad. En la cultura grecolatina, así como en la de otros pueblos de la antigüedad, hay indicios fehacientes de la existencia de este proceder. Sin embargo, fue a partir de la década del 60 del siglo pasado que el movimiento pro-homosexual cobró auge, paralelo a las luchas por los derechos raciales que tuvieron lugar en los Estados Unidos. Las demandas antidiscriminatorias planteadas por las minorías étnicas, religiosas y políticas, fueron la coyuntura usada por este movimiento para insertar sus reclamos.

Hoy en día es admisible plantear que las prácticas homosexuales son típicas de sociedades en decadencia, producidas por el ocio de las grandes urbes y evidencian la tendencia al deterioro de toda sociedad donde la calidad humana se ha fracturado. Son un estilo de vida irracional, una distorsión del diseño de Dios en la creación.

Los medios oficiales de comunicación, que son parte del proceso de formación social y que determinan en gran medida los valores éticos y morales, tristemente muestran parcialidad a favor de dichas prácticas, sin tener en cuenta que su influencia e impacto pueden engendrar males atroces en nuestra sociedad.

La Biblia no respalda en ninguna manera la unión “una sola carne” entre personas del mismo sexo. El primer capítulo de la Biblia testifica: “Creó Dios al ser humano a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27). Según la visión socio-lingüística del citado texto, la imagen de Dios se expresa no en individuos inconformes con su sexualidad, sino en la comunión de amor entre un hombre y una mujer, cada uno enriqueciendo la relación con sus propios atributos y capacidades (Génesis 2:21-23). La mejor manera de acercarnos al misterio de la vida es respetando la sexualidad otorgada por Dios según la cual somos su imagen y semejanza.

Dentro del matrimonio hombre-mujer es que se da la procreación amorosa de hijas e hijos, como respuesta al mandato divino y como acto continuador de la creación (Génesis 1:28). Por tanto, buscar arreglos “alternativos” quebranta el orden establecido por Dios, profana el sublime acto procreador y afecta las mismas fuentes de la vida. No en balde las distorsiones sexuales solo acarrean enfermedad y muerte. Toda modificación de la relación heterosexual ideal que encontramos tanto en los relatos bíblicos como en otras tradiciones antiguas, no proviene del acto creador divino, sino de una desviación posterior surgida como consecuencia del pecado humano.

Refiriéndose a los que creen en su Nombre e integran la Iglesia Cristiana, el Señor Jesucristo dijo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15); pero también señaló: “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:16). Siendo así, la Iglesia no debe estar al margen de los problemas del mundo, pero tampoco puede dejarse arrastrar por el estilo de vida de éste. En su quehacer, tiene que existir una declaración de principio ante situaciones dadas y una acción pastoral hacia las personas afectadas.

• Las reflexiones precedentes nos llevan a declarar como Iglesia de Jesucristo que: Consideramos la homosexualidad un pecado contra natura, que en reiteradas ocasiones está reprobado y condenado en las páginas de la Biblia.

• Creemos que las prácticas homosexuales son una distorsión de la más auténtica imagen de Dios y no son compatibles con los principios cristianos.

• Proclamamos que todo ser humano tiene derecho a cambiar su condición pecaminosa y por ende darle una mejor orientación a su estilo de vida.

• Abogamos por una educación INTEGRAL, SALUDABLE y RESPONSABLE para nuestras hijas e hijos.

• Reiteramos nuestra plena disposición de acompañar a personas estigmatizadas por su orientación sexual, así como a sus familiares, en su caminar hacia una nueva vida en Cristo.

• Confesamos que Dios ama al pecador pero aborrece el pecado.

• Definimos la familia como célula y pilar fundamental de la sociedad, la cual ha de centrar sus esfuerzos en la formación de seres humanos que ejerzan una adecuada mayordomía de su cuerpo como imagen de Dios y templo del Espíritu Santo.

Como metodistas cubanos, que hemos decidido permanecer junto a nuestro pueblo, esperamos que esta declaración sea respetada y se tenga en cuenta nuestro criterio. Ciudad de La Habana, veintiocho de mayo de dos mil ocho."

JUNTA CONSULTIVA DE LA IGLESIA METODISTA EN CUBA
Iglesia Metodista en Cuba. Junta Consultiva

Fuente: Blog Religion en Revolución


cruzue@gmail.com



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