lunes, 11 de febrero de 2013

Carta de renuncia del Papa Benedicto XVI



CONCISTORO ORDINARIO PUBBLICO - DECLARATIO DEL
 SANTO PADRE BENEDETTO XVI SULLA SUA RINUNCIA AL MINISTERO
DI VESCOVO DI ROMA,  SUCCESSORE DI SAN PIETRO , 11.02.2013


Cardenal Joseph Alois Ratzinger





Queridísimos hermanos,


Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.

Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. 

Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.

Vaticano, 10 de febrero 2013.

BENEDICTUS PP.  XVI




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viernes, 4 de enero de 2013

Hay Poder en la Oración




Sermon de Billy Graham

No somos los dueños de nuestro destino, ni individualmente, ni como nación. ¿Cómo podemos jactarnos de controlar nuestro destino cuando un virus puede paralizar a decenas de miles? ¿Cómo puede nuestro país insistir en que nosotros, con nuestro poderío militar, nuestra tremenda riqueza y nuestras alianzas con otros países, somos los dueños de nuestro propio destino, cuando la historia demuestra que Dios fue quien diseñó el curso de esta nación?

Estamos atrapados en una corriente de la historia que no podemos controlar. Hay un solo poder que puede cambiar el curso de la historia, y es el poder de la oración: la oración de hombres y mujeres que creen en Cristo y reverencian a Dios.

Pero hoy, hemos llegado a un punto en que muchas personas consideran que la oración es una mera formalidad. No tenemos el sentido de buscar ese acercamiento con Dios, sino, más bien, de cumplir una tradición venerable. Pero ¿cómo podemos seguir adelante si no hacemos un nuevo énfasis en la oración?

Miles de personas oran solo en tiempos de gran tensión, peligro o incertidumbre. Cristo les enseñó a sus seguidores que oraran siempre. Tan fervientes y tan directas eran las oraciones de Jesús que una vez, cuando Él había terminado de orar, sus seguidores se acercaron a Él y le dijeron: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1).

De tapa a tapa de la Biblia se encuentran relatos de personas cuyas oraciones fueron contestadas; personas que cambiaron la dirección de la historia por medio de la oración; personas que oraron fervientemente, y Dios contestó. Abraham oró, y mientras él oró, Dios no destruyó la ciudad de Sodoma, donde vivía Lot, el sobrino de Abraham.

Ezequías oró cuando su ciudad era amenazada por el ejército invasor de los asirios comandado por Senaquerib. Todo el ejército de Senaquerib fue destruido y la nación fue librada por una generación más… porque el rey había orado.

Elías oró, y Dios envió fuego del cielo para consumir la ofrenda del altar que él había construido en presencia de los enemigos del Señor. Eliseo oró, y el hijo de la sunamita resucitó de los muertos. Jesús oró junto a la entrada de la tumba de Lázaro, y el que había estado muerto durante cuatro días salió, vivo. El ladrón crucificado oró, y Jesús le aseguró que iba a estar con Él en el paraíso. Pablo oró, y nacieron iglesias en Asia Menor y en Europa. Pedro oró, y Dorcas resucitó para poder servir a Jesucristo varios años más.

John Wesley oró, y llegó el avivamiento a Inglaterra. Jonathan Edwards oró, y llegó el avivamiento a Northampton, Massachusetts (EUA), y miles de personas se sumaron a las iglesias. La historia ha cambiado una y otra vez a causa de la oración, y puede cambiar de nuevo si hay personas que se ponen de rodillas y oran con fe.

¡Qué cosa gloriosa sería si millones de nosotros hiciéramos uso del privilegio de orar! Jesucristo murió para hacer que esta comunión y esta comunicación con el Padre fueran posibles. Él nos dijo que hay gozo en el cielo cuando un pecador se aparta del pecado para buscar a Dios y susurra la sencilla oración: “Dios, ten misericordia de mí, que soy pecador”.

Cuando los discípulos fueron a ver a Jesús y le pidieron que les enseñara a orar, el Salvador respondió dándoles la petición modelo: el Padrenuestro. No obstante, eso solo fue parte de su sagrada instrucción. Hay decenas de pasajes en que Jesucristo ofrece otras indicaciones, y dado que Él practicaba lo que predicaba, toda su vida fue una serie de lecciones sobre la oración constante. Jesús tuvo solo tres años de ministerio público, pero nunca estaba demasiado apurado para pasar horas orando.

A diferencia de Él, ¡cuán poco tiempo y con cuán poca intensidad oramos nosotros! Cada mañana, recitamos a las apuradas partes de versículos que aprendimos de memoria y nos despedimos de Dios por el resto del día, hasta que nuevamente a las corridas le enviamos algunas peticiones finales por la noche. Este no es el programa de oración que Jesús diseñó. Jesús rogaba durante mucho tiempo y en repetidas ocasiones. Está escrito que pasaba noches enteras suplicando fervorosamente. Pero ¡qué poca perseverancia, qué poca persistencia demostramos nosotros en nuestros ruegos!

La Biblia dice: “Oren sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17). Este debería ser el lema de todo seguidor de Cristo Jesús. Nunca deje de orar, por oscuro y desesperante que parezca su caso. Una mujer me escribió cierta vez para contarme que había estado rogando durante diez años para que su esposo se convirtiera, pero él estaba más endurecido que nunca. Le aconsejé que continuara orando. Tiempo después, volví a tener noticias de ella. Me contó que su esposo se había convertido gloriosa y milagrosamente cuando ya hacía once años que ella estaba orando. ¡Imagine si ella hubiera dejado de orar a los diez años!

Con frecuencia, nuestro Señor oraba solo, apartado de toda distracción terrenal. Quisiera instarle a que elija una habitación o un rincón de su casa donde pueda encontrarse con regularidad con el Señor. Esa oración callada, escondida, en la que el alma se encuentra con Dios acercándose a su presencia puede ser la bendición más grande para usted.

Cuando observamos la vida de oración de Jesús, notamos la intensidad con que Él oraba. El Nuevo Testamento dice que, en Getsemaní, Él clamó a gran voz; que en la intensidad de su súplica, cayó de bruces en el terreno húmedo del huerto; que rogó hasta que su sudor era “como gotas de sangre” (Lucas 22: 44).

Muchas veces, hacemos peticiones mezquinas, ejercicios de oratoria, usando palabras de otros, en lugar clamar desde lo más profundo de nuestro ser. Muchas veces, cuando vamos a orar, nuestros pensamientos divagan. Insultamos a Dios al hablarle con nuestros labios mientras nuestro corazón está lejos de Él. Supongamos que estamos hablando con una persona muy importante; ¿permitiríamos que nuestros pensamientos divaguen por un instante, acaso? No; estaríamos profundamente interesados en todo lo que se diga en esos momentos. ¿Cómo, entonces, nos atrevemos a tratar con menos respeto al Rey de reyes?

Jesús nos enseña por quién debemos interceder. ¡Cuán sorprendentes son sus instrucciones, y su ejemplo! Nos dice: “Oren por quienes los ultrajan y los persiguen” (Mateo 5:44). Debemos rogar por nuestros enemigos y pedir a Dios que los lleve a Cristo y, por Él, los perdone.

Las primeras palabras que Jesús pronunció desde la cruz, después que los gruesos clavos habían atravesado sus manos y sus pies, fueron de intercesión por quienes lo habían crucificado: “—Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). ¿Cuántos de nosotros hemos pasado algún tiempo orando por nuestros enemigos?

También nos dice la Biblia que oremos por la conversión de los pecadores. Cierta vez, escuché un intercambio de ideas entre algunos líderes sobre cómo comunicar el evangelio. Ni una sola vez mencionaron la oración Pero sé que hay decenas de iglesias que tienen muchas conversiones todos los años, solo como respuesta a la oración. Si hay una persona conocida nuestra que necesita a Cristo en su vida, debemos comenzar a orar por ella. Nos sorprenderemos al ver cómo Dios comienza a obrar.

Una lección más que Jesús enseña es la victoriosa seguridad de que Dios responde toda petición sincera. Los escépticos pueden cuestionarlo, negarlo o burlarse. Pero Cristo mismo hizo esta promesa: “Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración” (Mateo 21:22). Debemos confiar en esa promesa. Nuestro Padre es dueño de todo, y Él “les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).

Dios puede derrotar a cada uno de los enemigos de su alma y defenderlo a usted de todo peligro. Nada es imposible para Él. No hay tarea demasiado ardua, no hay problema demasiado difícil, no hay ninguna carga demasiado pesada para el amor de Dios. Él conoce completamente el futuro, con sus miedos y sus incertidumbres. Acuda a Él y diga, junto con Job: “Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro” (Job 23:10, RV60).

No ponga su voluntad por encima de la voluntad de Dios. No insista en hacer las cosas a su manera. No le diga a Dios lo que tiene que hacer. Más bien, aprenda la difícil lección de orar como oró el mismísimo Hijo de Dios sin pecado: “No se cumpla mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

Muchos de ustedes nunca han llegado a conocer a Jesucristo como para orar en su nombre. La Biblia dice que el único mediador entre Dios y el hombre es Jesucristo. Usted debe conocerlo, y debe orar en su nombre. Así, sus oraciones serán dirigidas conforme a la voluntad de Dios.

Si no sabe cómo orar, comience ahora mismo diciendo: “Dios, ten misericordia de mí, que soy pecador”. Pídale a Dios que perdone todo su pecado, transforme su vida y lo convierta en una persona nueva. Él puede hacerlo hoy mismo como respuesta a una sencilla oración.

viernes, 7 de septiembre de 2012

La perfección cristiana, sermón de John Wesley


Sermón de John Wesley

(1703 -1791)


Síntesis de la Perfección Cristiana

26. En el año 1764 después de un repaso de todo el tema, escribí el resumen de mis observaciones en cortas propo­siciones como siguen:

1. Existe la perfección cristiana, porque es mencionada vez tras vez en las Escrituras.

2. No se recibe tan pronto como la justificación, porque los justificados deben seguir adelante a la perfección (Hebreos 6:1).

3. Se recibe antes de la muerte, porque San Pablo habló de hombres quienes eran perfectos en esta vida (Filipenses 3:15).

4. No es absoluta. La perfección absoluta pertenece, no a hombres ni a ángeles, sino sólo a Dios.

5. No hace al hombre infalible; ninguno es infalible mientras permanezca en este mundo.

6. ¿Es sin pecado? No vale la pena discutir sobre un término o palabra. Es “salvación del pecado”.

7. Es amor perfecto (1 Juan 4:18). Esta es su esencia; sus propiedades o frutos inseparables son: estar siempre gozosos, orar sin cesar, y dar gracias en todo (1 Tesalonicenses 5:16).

8. Ayuda al crecimiento. El que goza de la perfección cristiana no se encuentra en un estado que no pueda desarrollarse. Por el contrario, puede crecer en gracia más rápidamente que antes.

9. Puede perderse. El que goza de la perfección cristiana puede, sin embargo, errar, y también perderla, de lo cual tenemos unos casos. Pero no estábamos completamente convencidos de esto hasta cinco o seis años ha.

10. Es siempre precedida y seguida por una obra gradual.

11. Algunos preguntan: “¿Es en sí instantánea o no? Al examinar esto vayamos punto por punto.”

Ninguno familiarizado con la religión en la vida diaria puede negar que se ha operado un cambio instantáneo en algunos creyentes. Desde aquel cambio, gozan de perfecto amor. Sienten amor y sólo sienten amor; están siempre gozosos, oran sin cesar y dan gracias en todo. Esto es todo lo que quiero decir con perfección cristiana; por lo tanto, éstos dan testimonio de la perfección que yo predico.

“Pero en algunos este cambio no fue instantáneo. No se dieron cuenta del instante en que se efectuó.” A menudo es difícil percibir el momento en que un hombre muere, sin embargo hay un instante en que cesa la vida. De la misma manera si cesa el pecado, debe haber un último momento de su existencia, y un primer momento de nuestra liberación del pecado.

Alguien dirá, “Pero si tienen este amor ahora, pueden perderlo”. Es posible, pero no están obligados a perderlo. Ya sea que lo pierdan o no, lo tienen en la actualidad; experimentan lo que enseñamos. Son al presente todo amor; gozan, oran y dan gracias sin cesar.

“Sin embargo, el pecado sólo está suspendido en ellos; no está destruido.” Llamadlo como os plazca; son todo amor hoy; y no se apuran por el día de mañana.

“Pero esta doctrina ha sido muy falseada.” Igualmente la doctrina de la justificación por la fe ha sido desfigurada. Pero esa no es una razón para abandonar esta u otra doctrina bíblica. Uno ha dicho: “Cuando bañáis a vuestro hijo, botad el agua pero no botéis al niño.”

“Pero aquellos que piensan que son salvos del pecado dicen que no tienen necesidad de los méritos de Cristo.” Es todo lo contrario. Su lenguaje es: “Cada momento requiero los méritos de tu muerte, Señor.” Nunca antes habían tenido tan profunda e indecible convicción de la necesidad de Cristo en todos sus oficios como la tienen ahora.

Por lo tanto, todos nuestros predicadores deben tener como regla el predicar constantemente la perfección cristiana a los creyentes, de manera persuasiva y explícita; y todos los creyentes deben fijarse en ella y buscarla anhelantemente.


Conclusión


27. He hecho ya lo que me propuse hacer. He dado un relato sencillo y claro de la doctrina de la perfección cristiana, el sentido en que la recibí, recibo, y enseño hasta hoy. He declarado en todas sus partes lo que quiero decir con esta expresión bíblica. He bosquejado a grandes rasgos el cuadro de ella, sin disfraz o engaño. Nótese que esta es la doctrina de Jesucristo. Estas son palabras suyas y no mías: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48).

Ahora pregunto a cualquier persona imparcial, ¿qué hay de terrible en ella?

¿Por qué todas esas diatribas, que por más de veinte años se oyen por todo el reino, como si el cristianismo hubiese sido destruido y toda religión desarraigada?

¿A qué se debe que el mismo nombre de perfección cristiana haya sido borrado del vocabulario de los cristianos y odiado aun como si encerrara la herejía más perniciosa? ¿Por qué los predicadores de ella han sido tratados como perros atacados de hidrofobia, aun por hombres que temen a Dios y también por los hijos de éstos siendo algunos de ellos hijos espirituales de los predicadores perseguidos? ¿Qué razón hay para esto? Sana razón no hay ninguna. Imposible es que la haya, pero fingiendo sí la hay en abundancia. Hay verdadera razón para afirmar que algunos de los que nos tratan así lo hacen solamente con el pretexto de justificar su manera de proceder desde el principio hasta el fin. Querían y buscaban ocasión contra mí, y en esto encontraron lo que buscaban. “¡Esta es la doctrina del señor Wesley! ¡El predica la perfección!” A esto contesto: Sí, la predica, pero esa doctrina no es más de él que de otro cualquiera que sea un ministro de Jesucristo. Porque esta es la doctrina distintiva del Señor, positivamente de El. ¿Quién ha dicho que no podéis ser perfectos antes de que el alma se separe del cuerpo?

Es la doctrina de San Pablo, de Santiago, de San Pedro, de San Juan; y no sólo del señor Wesley sino de todo aquel que predica el evangelio en su pureza e integridad. Os diré tan claro como me sea posible hablar dónde y cuándo encontré esta doctrina. La encontré en los oráculos de Dios, el Antiguo y el Nuevo Testamento, cuando los leí sin ninguna otra mira que la de la salvación de mi alma. Pero de quienquiera que sea la doctrina, suplico que se me diga: ¿qué hay en ella de malo?

Examinadla detenidamente como queráis. En un sentido es pureza de intención, dedicación de toda la vida a Dios. Es darle a Dios todo nuestro corazón, es decir, el permitir que El gobierne nuestra vida. Es, además, dedicar no sólo una parte, sino toda nuestra alma, cuerpo y bienes a Dios. Bajo otro punto de vista, es tener toda la mente que hubo en Cristo, que nos capacita para andar como El anduvo. Es la circuncisión del corazón de toda inmundicia, tanto interior como exterior. Es una renovación del corazón a la completa imagen de Dios, a la completa semejanza de Aquel que nos crió. Por otra parte es amar a Dios con todo nuestro corazón, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Ahora estudiadla considerando cualquiera de estos puntos (porque no hay diferencia material), puesto que esta es la perfección cristiana que yo he creído y enseñado por los últimos cuarenta años, desde el año 1725 hasta el 1765.


28. Ahora, presentada la perfección cristiana en su sencillez, ¿habrá quién se atreva a decir que no es correcto amar a Dios de todo nuestro corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, o bien en contra de una renovación del corazón, no sólo en parte, sino en toda la imagen de Dios? ¿Quién se atreverá a expresarse en contra de ser limpio de toda inmundicia tanto del cuerpo como del espíritu; o en contra de tener toda la mente que hubo en Cristo, y andar en todas las cosas como El anduvo? ¿Qué hombre que se llame cristiano tiene el valor de oponerse a la consagración, no de una parte, sino de toda nuestra alma como también de nuestro cuerpo y bienes a Dios? ¿Qué hombre serio puede oponerse a que se dé todo el corazón a Dios, y que un solo fin gobierne nuestra vida? Repito, presentada la perfección cristiana tal como es, ¿quién se en­frentaría contra ella? Para poder oponérsele hay que falsearla. Hay que disfrazarla cubriéndola con piel de oso, pues dejándola en su pura nitidez aun los hombres más bárbaros se cuidarían de condenarla.

Pero no importa lo que hagan éstos, que los hijos de Dios se guarden de seguir peleando contra la imagen de Dios implantada en el corazón del hombre. Que se guarden, los que son miembros de Cristo, de decir algo contra el tener toda la mente que hubo en Cristo. Lejos esté de los que viven en Dios el oponerse a la dedicación de toda la vida a El. ¿Por qué vosotros que tenéis su amor derramado en vuestros corazones os resistís a la entrega completa del corazón al Señor? ¿No clama lo más íntimo de vuestro ser diciendo que aún no ama a Dios lo suficiente, el que más le ama? Da pena pensar que quienes desean complacerle tengan otros fines y deseos; pero causa muchísima más pena que algunos vean, como fatal error, o consideren como una abominación a Dios, el tener este único deseo gobernando la vida.

¿Por qué deben tener temor hombres devotos de dedicar su alma, cuerpo y bienes a Dios? ¿Por qué quienes profesan amar a Cristo consideran como error condenable el hecho de que tengamos toda la mente que hubo en El?

Admitimos y enseñamos que somos libremente justificados por la justicia y sangre de Cristo. Y, ¿por qué os encendéis contra nosotros cuando decimos que esperamos de igual manera ser santificados plenamente por su Espíritu? No buscamos favor o apoyo de los que son abiertamente siervos del pecado, ni de los que son simplemente religiosos. Pero vosotros, quienes servís a Dios en espíritu, quienes estáis circuncidados con la “circuncisión no hecha de manos”, ¿cuánto tiempo más durará vuestra oposición contra los que buscan una completa circuncisión del corazón, quienes tienen sed de ser limpios de “toda inmundicia de carne y de espíritu” y de perfeccionar “la santidad en el temor de Dios”?

¿Somos vuestros enemigos porque buscamos completa liberación de esa mente carnal que es enemistad contra Dios? No, somos vuestros hermanos, vuestros colaboradores en la viña de nuestro Señor, vuestros compañeros en el reino y la paciencia de Jesús. Aunque confesamos esto (si somos necios por ello, sobrellevadnos como a necios), nuestro propósito es amar a Dios con todo nuestro corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. En verdad, creemos firmemente que El limpiará de tal manera en este mundo los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de su Santo Espíritu, que le amaremos perfectamente, y ensalzaremos dignamente su santo nombre.


Sermón de John Wesley (1703 -1791)

cruzue@gmail.com


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martes, 10 de abril de 2012

Testimonio de sanidad de cáncer invasivo de seno

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NOEMI RIVERA
Mi nombre es Noemí de Rivera, soy una hija de Dios. Una persona que siempre he estado pendiente de mi salud, por lo que anualmente me he hecho mis correspondientes exámenes de mamografía y todo había salido muy bien en los años anteriores.

Pero a inicios de el año 2009, para el mes de Febrero me hice el examen de mamografía y le consulté al Doctor como había salido y me dijo que aparecía en mi seno derecho un tumor y que era necesario hacerme una biopsia para saber si era benigno o maligno. Confiada en Dios que no era nada grave con esa noticia me dirigí hacia mi casa para contárselo a mi familia; pero estando todos reunidos nos embargó la aflicción, decidimos ponernos en oración con mi familia y también pedimos a nuestros hermanos en Cristo que oraran por nosotros por mi salud y la fortaleza en nuestras vidas, para que Dios hiciera un milagro en mi vida y que el tumor llegara a ser benigno. Le orabamos al Señor Jesús con todo mi corazón para que tuviera misericordia de mi y esperaba en El.

Así pasaron los días y en una reunión de oración , Dios habló a mi vida dándome una palabra profética a través de una sierva de Dios, donde me declaraba el Señor que “RECIBIERA MI SANIDAD COMPLETA, Y QUE CREYERA EN EL, QUE NO ERA UN DIOS DE A MEDIAS” ese día me sentía desfallecer por la incertidumbre, pero al recibir la palabra de Dios en mi oído sentí que Dios me había inyectado vida y que El ya había hecho el milagro, le di gracias a Dios , le alabé y me aferré a la palabra que me dio.

Llegó el día en el mes de mayo de hacerme la cirugía para la biopsia ; pero a los 3 días me estaba llamando el Doctor a mi casa para que llegaramos mi esposo y yo a su clínica para darnos el resultado de la biopsia y su diagnóstico y llegamos donde el Doctor con mi esposo y el Doctor me dijo: “Señora usted tiene cáncer invasivo en su seno derecho y tengo que darle un tratamiento de 6 quimioterapias y hacerle la mastectomía”, escuché tranquila su diagnóstico; pero en mi corazón yo tenía la certeza que Dios ya me había sanado porque su palabra es vida y hay que creerla y se molestó conmigo el Doctor y me dijo señora que no entiende lo que le estoy diciendo?, si Doctor le entiendo. Pero sentía que Dios me decía "estas sana".

Así fue como en el mes de Julio inicié el proceso con la primer quimioterapia,que es un veneno muy fuerte que le es inyectado en el cuerpo y tiene muchas reacciones horribles como fuerte dolor de cabeza, náuseas, vómitos, desánimo, defensas bajas, nada de apetito, etc, etc, etc, a las tres semanas de haberme puesto la primera quimioterapia se me cayó poco a poco mi cabello hasta que me quedé sin un cabello en mi cabeza, ese proceso fue algo terrible, no podía asimilarlo, lloré y lloré pero sabía a donde tenía que encontrar mi tranquilidad y era buscar a Dios y doblar mis rodillas y le pedí a Dios por fortaleza y paz en mi corazón, porque sentía que algo se había desgarrado de mi interior; pero al mismo tiempo recordaba por el proceso que pasa el águila que sube a la montaña más alta para ser renovado,y renueva su pico, sus uñas y con sus uñas se arranca todas sus plumas y esperar 150 días para ser renovada, entonces decía Señor Jesús yo sé que tú me estás renovando a mi y que pronto como el águila yo saldré  enovada de este proceso con un cabello nuevo, y gracias a la misericordia de mi Padre Celestial poco a poco me fui sintiendo mejor. Pero los síntomas de la quimioterapia persistían pero yo sentía que Dios estuvo allí conmigo.

Y cada día era peor sentía que la próxima quimioterapia no la iba a aguantar; pero Dios me sostenía y mi familia que siempre estuvo pendiente de todo y me continuaron poniendo 3 quimioterapias más; pero en ese proceso difícil de mi vida aún en mi cama yo nunca dejé de bendecir a Dios y de alabarle y de creer que El ya había hecho el milagro, y me aferré a la palabra donde Jesús sana al siervo del centurión en (Lucas 7:7) “PERO DI LA PALABRA Y MI SIERVO SERA SANO”, y Dios ya me había dado la palabra a mi vida y yo declaraba yo sé que estoy sana decía y a pesar de todo lo que estaba pasando de lo mal que me sentía yo me levantaba, me ponía mi peluca o un pañuelo y le creí con todo mi corazón al Señor Jesús, estoy sana y levantaba mis brazos y le alababa.

Pasaron los días y Dios inquietaba mi corazón para cambiar de Doctor para saber una segunda opinión y Dios así lo permitió y en base a mi expediente clínico que yo tenía pasé consulta con una Doctora oncóloga y cual fue mi sorpresa que me dio el mismo diagnóstico; pero me repetía a mi misma "ES PUES LA FE LA CERTEZA DE LO QUE SE ESPERA Y LA CONVICCION DE LO QUE NO SE VE (Hebreos 11:1), yo seguía creyendo en mi sanidad, así que en contra del diagnóstico de los médicos, yo me aferraba a su promesa y recordaba mucho la palabra que dice “ ESTAD QUIETOS Y CONOCED QUE YO SOY DIOS” (Salmos 46:10), me hacía seguir esperando en Dios que cualquier día El me iba sorprender con una buena noticia.

Y para el mes de noviembre después de las otras 3 quimioterapias que me habían puesto llegó la hora de prepararme para la cirugía de la mastectomia y el Doctor cirujano que mi iba a hacer la mastectomia; me dijo todo le va a salir bien y sacó de la gaveta de su escritorio una tarjetita con una promesa y me dijo esto es para usted y decía “Clama a mi, y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces “ (Jeremías 33:3) y sentía que Dios siempre seguía hablando a mi vida y después me dijo el Doctor el día de la cirugía le voy a hacer la reconstrucción de su seno y no voy a ser yo quien la va a operar sino que las manos de Dios. Esas fueron sus palabras.

Para la Gloria de Dios así fue, todo salió muy bien y en todo el proceso Dios me iba mostrando sus propósitos porque en El no hay despropósitos y El tiene el control de todo. Pude darme cuenta que hay tantas necesidades en los hospitales y en cualquier lugar, que en este proceso Dios me ha usado a mi para dar una palabra de aliento, renovando la fe de las personas y para que conozcan al Dios que todo lo puede.

El primero de Diciembre de este mismo año 2009, la doctora oncóloga sorprendida me dió la respuesta de la biopsia donde me decía YA NO HAY CELULAS CANCEROSAS EN SU CUERPO , USTED ESTA SANA y me dijo en sus palabras usted ya no tiene nada así es que las quimioterapias que estaban pendientes ya no hay necesidad de hacerlas y ya no me pusieron más quimioterapias. 

 
GLORIA A DIOS DIJE. DIOS HIZO EL MILAGRO, CUMPLIO SU PALABRA, EN EL TIEMPO DE EL, QUE ES PERFECTO, LA GLORIA Y LA HONRA SEAN PARA EL, PARA EL DIOS QUE TODO LO PUEDE Y NADA HAY IMPOSIBLE PARA EL, NO HAY OTRO DIOS COMO EL, EL TODOPODEROSO, EL PRINCIPIO, EL FIN, EL ALFA Y EL OMEGA, EL GRAN YO SOY.








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Dios quiere conversar contigo

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NOEMI RIVERA

Blog de Noemi

Jesús debe ser  el  primer lugar en nuestras vidas.

Cuantos de nosotros comenzamos nuestro día afanados y no le damos tiempo al Señor de que nos visite por las mañana, de leer su palabra  (necesitamos estar en armonía con el autor para poder entender su libro) y pedirle a Dios que bendiga el nuevo día que por su misericordia nos ha regalado. Los médicos nos dicen que la comida más importante es el desayuno, igualmente necesitamos un desayuno espiritual para comenzar el día.

El Salmo 63: 1 dice “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas”.

El rey David, sabia que la victoria del día es buscar a Jehová de madrugada y pasar momentos de intimidad con Dios.

Debemos de  orar y alábarle en todo tiempo,  el apóstol Pablo decía acerca de la Escritura: «De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza» (Romanos 15:4).

Dios responde a nuestro clamor a cualquier hora que lo necesitemos, pero como cristianos  no hay nada mejor que buscar a nuestro Padre Celestial de madrugada, ya que es una hora pacifica que nos permite no tener ningún otro tipo de distracción de ninguna clase.

Dice la palabra que Daniel le buscaba tres veces al día, me imagino que las horas mas factibles para un personaje como él eran las primeras horas del día, por la tarde y ya entrada la noche: “Cuando Daniel supo que el documento había sido firmado, entró en su casa. Esta tenía en el piso superior unas ventanas que se abrían en dirección a Jerusalén, y tres veces por día, él se ponía de rodillas, invocando y alabando a su Dios, como lo había hecho antes.” Él no oraba por la situación que podía estar pasando, sino que la biblia es enfática de decir que era su costumbre.

Algunos cristianos no oramos ni para bendecir los alimentos cuando los  hemos recibido de la mano de Dios  y todo lo que que de èl recibimos que es TODO en nuestras vidas. Porque èl lo es TODO y sin èl no somos nada.

Debemos de emplear màs tiempo para desarrollar un corazón para Dios, para nutrir una relación tierna y sensible con Él.

Dios quiere que así como le dedicamos tiempo al trabajo, estudios, familia, diversiones, que apartemos un tiempo especial para èl y podamos conversar;  así como  pasamos tiempo  platicando con el ser especial que Dios nos ha puesto al lado, es urgente que pasemos con nuestro Señor Jesucristo.

Te invito a que nos propongamos a orar más cada día y veremos como Dios ha de bendecir nuestras vidas. Dejemos entrar a Jesús en nuestros corazones, en nuestras casas, en nuestro trabajo, en donde nos encontremos, porque él siempre será la respuesta para cualquier situación, o enfermedad en que nos encontremos. Si Jesucristo toca a tu puerta este día, dejalo entrar y verás que tu vida nunca más será igual, porque él nos ha prometido que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. La Biblia nos dice en Mateo 28:20 : " Jesús apareciéndose después de la resurrección hizo una promesa, que siempre estará con nosotros, hasta el fin del mundo" y así es realmente. SOLO CREE.